sábado, 7 de marzo de 2015

LOS RESTOS DE JAIME I

Se trata de un misterio acerca del cadáver regio que a día de hoy todavía no ha sido desvelado. Todo comienza tras la desamortización de Mendizábal. En 1837, los restos reales ubicados en el monasterio de Poblet (donde había sido enterrado) fueron saqueados junto con otras tumbas de personajes destacados. El párroco local recogió los restos y los guardó en la sacristía. En 1844 los despojos recuperados fueron llevados a la catedral de Tarragona, donde procedieron de una manera bastante chapucera: como Jaime I era mucho más alto de lo normal, se seleccionaron los restos que respondían a tales rasgos, y como las crónicas dicen que, en vida, recibió un flechazo que le atravesó incluso el yelmo, se cogió el cráneo que presentaba una herida en la frente.
De esta guisa permanecieron los despojos regios más de cien años. Pero, ¿era realmente este el cráneo del rey Conquistador? En los años cuarenta, cuando se rehabilitó el monasterio de Poblet, se decidió que sus restos volvieran allí donde el rey quiso ser enterrado. El profesor responsable del proceso, Salvador Vilaseca, constató que la herida del supuesto cráneo de Jaime I había sido realizada post-mortem, y que no podía ser causa de un proyectil de arco o ballesta, de modo que comenzaron a buscar el verdadero cráneo del rey. Entre el resto de despojos rescatados cien años atrás, dieron con otro que sí tenía una cicatriz, cerrada en vida, y que respondía a las citadas características. ¿Sería este el cráneo de la momia del gran rey Jaime I de Aragón? (Imagen). En la actualidad, lo que el sarcófago regio de Poblet guarda, a falta de que vuelva a abrirse para un estudio más riguroso, es una momia de un hombre alto, fornido y envuelto en un hábito cisterciense; pero si miramos a su parte superior, misteriosamente, sobre su cuello campean dos enigmáticas cabezas. ¿Qué opinas?